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AVISO (12/03/23):
Debido a la gran cantidad de juicios por jurados llevados a cabo en una decena de provincias de Argentina, la AAJJ dejará de publicar crónicas individuales por cada juicio y comenzará a publicar resúmenes mensuales

lunes, 20 de noviembre de 2017

Condena del jurado en San Miguel: mató a ladrón con un matagatos


Eran las 4:30 hs de una lluviosa madrugada de 2015 en San Miguel Oeste. Ulises Guzmán, de 15 años, junto con otro menor de sólo doce años de edad, rompieron el candado de una reja de la casa de Francisco Miranda. Entraron furtivamente al jardín de la casa y se robaron una bicicleta. Miranda ve toda la escena, les pega un grito a los chicos, pero estos se dan a la fuga a la gran carrera. La persecución es frenética. Miranda los corre casi diez cuadras armado con una carabina matagatos.
Carabina matagatos
De pronto, se escucha un disparo en medio de la tormenta y Ulises Guzmán cae abatido de un certero disparo en la nuca. El de doce escapó, pero apareció luego bastante golpeado. 
¿Qué hizo el imputado? Fue a entregarse a la comisaría. Les contó lo sucedido, les dijo dónde estaba el cuerpo y le entregó el matagatos a la policía. 
Hasta aquí los hechos no controvertidos. Desde ahora, el tremendo enfrentamiento entre la versión del acusado y la fiscal Amalia Belaunzarán.



San Miguel Oeste
El acusado sostuvo que, como llovía torrencialmente, en un momento de la persecución se resbala, patina y el matagatos se dispara, provocando el desenlace fatal. Que salió a defenderse y a tratar de recobrar su bicicleta, que era su herramienta para ir a trabajar.

La fiscalía no le creyó. Para la fiscal, el hecho era un homicidio simple agravado por el arma de fuego. Los menores no tenían armas. El otro menor de doce se escondió en lo de una vecina, que luego dijo en el debate que este niño no tenía arma de fuego. Este chico sostuvo que fue el acusado quien le propinó flor de paliza, pero la vecina vio a un hombre golpearlo, pero no lo reconoció a Miranda.

El perito médico forense declaró que, por la trayectoria del disparo, era poco probable que pudiera hacerlo cayéndose; que tanto la víctima como el imputado debían estar a la misma altura.

Más el jurado se apartó otra vez de ambas versiones en pugna. Decidió no declararlo inocente, pero tampoco mandarlo a la cárcel por homicidio doloso. El jurado lo declaró culpable de exceso en la legítima defensa y le aplicó la pena prevista en el homicidio culposo.

Presidió el debate el juez Javier Antonucci.