AVISO

AVISO (12/03/23):
Debido a la gran cantidad de juicios por jurados llevados a cabo en una decena de provincias de Argentina, la AAJJ dejará de publicar crónicas individuales por cada juicio y comenzará a publicar resúmenes mensuales

jueves, 18 de julio de 2019

LA MATANZA: Desalojo mortal a los tiros de una casa tomada. Veredictos de culpable y de no culpable

Era un 16 de junio de 2016. Hora: entre las 23:30 y las 5:00 horas de la madrugada. Lugar: en los fondos de La Matanza, Barrio Virrey del Pino, zona descampada, con caminos de tierra anegados, llenos de pastizales y casi nula iluminación artificial.

Era El Gólgota de Matanza. Un lugar al que pocos se animarían a entrar, ni siquiera de día.

Su Señoría, Sgt. Matías Deane


¿Qué fue lo que REALMENTE pasó?

Una banda de cerca de diez lúmpenes -todos menores de edad- se introduce en una casa y la toman. La orden la impartió el jefe de la bandita, un dealer y chorizo local de apellido Ponce, quien nunca apareció, pero los proveyó de varias armas de fuego. Desvalijan el inmueble y se quedan adentro fumando ingentes cantidades de cannabis matanceira y escuchando y danzando lokamente al son de la kumbia villera. Era la tercera vez que tomaban esa casa. Debido a robos anteriores, había sido desvalijada y nadie habitaba allí.

Sin embargo, la casa tenía un dueño que vivía a cinco cuadras: el colectivero Víctor Hugo Moyano, de la gloriosa línea 620. Ya estaba harto de que le ocuparan el inmueble. En el último robo, hasta las ventanas le chorearon.

Según la teoría del caso de la fiscalía, que la defensa horadó con precisión, Moyano decidió que la justicia civil no iba a ser de mucha utilidad en el caso y llamó a sus dos colegas choferes, Víctor Roberto Serrano y Víctor Germán Bentui. Junto con cuatro o cinco sujetos más, cayeron al lugar en dos autos, enfierrados hasta los dientes y cargados con escopetas, Itakas y pistolas.




Venían decididos a recuperar la plaza. ¡Qué orden de desalojo ni qué ocho cuartos! La cosa se iba a dirimir a los tiros. El problema es que los usurpadores del penthouse resistieron como los texanos de El Alamo, sólo que en versión Virrey del Pino.

El Alamo

La balacera fue infernal. Resultado: Leonardo Noble murió, Agustín Destefanis quedó gravemente herido y Lucas Destefanis con lesiones. Las víctimas eran los usurpadores de la casa.

Los fiscales Eusebio Cejas y Daniel Dabué los acusaron por homicidio cometido con armas de fuego, tentativa de homicidio cometido con armas de fuego y lesiones.

Las defensa a cargo del Dr Porcel De Peralta coincidió con la fiscalía, pero plantearon magistralmente la duda razonable en cuanto a la autoría del homicidio de Noble. La defensa sostuvo una hipótesis alternativa que terminó convenciendo al jurado: que se trató de un ajuste de cuentas con el ¿cerebro? de la banda, Maximiliano Ponce.


La clave: una campera blanca.




Los choferes de la 620 sabían perfectamente que Ponce usaba una característica e inconfundible campera blanca.

¿Qué hizo el Ponce? Vivo el hombre, se sacó la campera, se la puso al pibito Noble porque hacía frío, llevó armas, fumó maconha hasta morir con su pequeño ejército y, antes que empezaran los corchazos, se rajó.

Las defensas dedujeron entonces que el grupo quiso represaliarse contra Ponce, pero se equivocaron de mozo. Aberratio Ictus. Error en el golpe. Error in personae. ¿Error esencial o inesencial? ¿Homicidio culposo en concurso real con tentativa de homicidio doloso? ¿Qué iría a hacer el jurado? Delicias de la dogmática penal. Pronto lo sabremos. 

El jurado consideró probado más allá de toda duda razonable que entre los choferes y Ponce había un conflicto preexistente. Una deuda que había que cobrar. Y fue ahora. Para el jurado, fueron a matarlo a él y a dejar a los demás con vida.

Los fiscales, con toda lógica, no convocaron a Ponce al juicio, porque era conocido por vender drogas y objetos robados en el barrio. Se les caía el caso si lo llevaban. Impresentable.





El juez Sgt. Matías Deane, con su habitual prestancia como juez, incluyó de oficio pero con anuencia de todas las partes el delito menor incluido de exceso en la legítima defensa de la casa de Moyano. El jurado no consideró a esa tesis.

Cerca de la medianoche del segundo día, el jurado emitió los siguientes veredictos:

1) No culpable para Serrano por unanimidad por todos los cargos. No había absolutamente nada contra él. Nadie lo identificó.

2) No culpable para los tres por el homicidio de Noble. Unánime. Para el jurado, el error en la persona fue esencial y por eso se inclinaron por condenar por la tercera opción. O bien fue un jury nullification en toda la línea. Decidieron condenar a los acusados, pero sólo por la tentativa de homicidio.

3) Culpable por 10-2 a Moyano y Bentui por los cargos de homicidio en grado de tentativa y lesiones.