AVISO

AVISO (12/03/23):
Debido a la gran cantidad de juicios por jurados llevados a cabo en una decena de provincias de Argentina, la AAJJ dejará de publicar crónicas individuales por cada juicio y comenzará a publicar resúmenes mensuales

sábado, 24 de abril de 2021

"Fue una gran satisfacción para toda la defensa pública", dijo la defensora oficial Macedo Font tras el veredicto del jurado.

 

La defensora oficial Vanessa Macedo Font

Magalí Hernández es una suboficial de la policía de Neuquén que se enfrentaba a la pena máxima de nuestro Código: la prisión perpetua por matar de un tiro a su marido. Era la mayor encrucijada de su vida. Todas las manifestaciones sociales que ensordecieron la sala de juicio con los bombos, los redoblantes y las consignas estaban en su contra. Su única ayuda fue la defensoría pública. La defensora oficial Alina Vanessa Macedo Font y su equipo.

Cuando el jurado anunció su veredicto (ver)

"Nosotros, el jurado por unanimidad declaramos culpable a la acusada del delito menor incluido de homicidio culposo"

toda la tensión contenida se descargó. Lo habían logrado. Salvaron a una mujer de la prisión perpetua. Se había hecho justicia. 

Y lo consiguieron con la contundencia y legitimidad que sólo tienen los veredictos unánimes del jurado. Fue el triunfo más importante de la historia de la Defensa Pública de Neuquén y el broche final para una estrategia de litigación adversarial que no dejó nada librado al azar. Fue un plan metódico y ejecutado con precisión y brillantez. Los elogios llegaron de todas partes del país, e inclusive del exterior. 

La AAJJ decidió reportear a la cabeza visible de esta hazaña, la defensora oficial Vanessa Macedo Font. La entrevistaron Andrés Harfuch y Analía Reyes. Transcribió la nota gentilmente Leidy Saavedra Echevarría.


Magalí y la víctima


AAJJ: ¿Cómo estás después de este juicio?

Vanessa: Muy, pero muy feliz. Experimentar algo así en un juicio por jurados es lo máximo que me pudo pasar como abogada. Trabajamos un montón y todavía no nos recuperamos del cansancio. Pero muy contenta y satisfecha por lo que hicimos. Fue un gran trabajo de equipo. La clave de este caso fue esa: trabajar en equipo la teoría del caso. Por eso estoy súper contenta; en la defensoría estamos muy felices y todavía estamos recibiendo las felicitaciones de todos los lugares. Incluso de parte de nuestros compañeros los fiscales también.

AAJJ: ¿Qué formación tenés en litigación adversarial?

Vanessa: Hice dos veces la Escuela Latinoamericana de Defensores. Fue fundamental para mi. Me cambió la cabeza como abogada. Por completo. Estuve en la primera edición de 2015 y en la de 2017. Así que soy un poco de la escuelita de Martín Sabelli (sonríe). Tengo más de 120 horas en litigación. Hice las dos Escuelas, que eran unas 40 horas cada una. Después hice litigación en juicios orales, hice también litigación en juicios por jurados, o sea, siempre en los cursos que daban en el INECIP, Sabelli, Jonathan Ramírez, Freire (sonríe). Digamos que soy alumna de ellos (sonríe). Me formé a partir del 2014, ya con el cambio de código procesal en Neuquén. 



Yo trabajaba en una fiscalía de Cutral Co como prosecretaria. Cuando se reforma el código inquisitivo por uno acusatorio me presento para el cargo de defensora oficial. Como no tenía experiencia en litigación (yo nunca había ido a una audiencia pública), empecé a anotarme en todos estos cursos. Eran una novedad total y, además, eran excelentes por su nivel, por su intensidad. Tenía toda una semana completa y desde la mañana hasta la tarde con prácticas. Práctica y más práctica. Inclusive vinieron profesores de teatro, que nos ayudaban con el tema de la expresión corporal, de cómo comunicar. Eso también es muy importante para cualquier abogado. Así que tengo bastantes horas en litigación.


Escuela Latinoamericana de Defensores 2015


Escuela Latinoamericana de Defensores 2017


AAJJ: ¿Cuánto creés que esa formación influyó en este resultado ante un jurado?

Vanessa: Muchísimo, muchísimo... Desde como plantear la estrategia, como diseñar la teoría del caso, como llegarle de manera clara y simple al jurado, a través de contarles la historia real. Porque en estos cursos también nos enseñaron el valor inestimable con el que contamos los defensores públicos, de tener la información de primera mano. Por ejemplo, por mandato de la ley yo fui la primera persona en hablar con la acusada. Eso tiene un enorme valor que, si se usa bien, a la larga es fundamental. Magalí me contó su historia, su versión de cómo sucedieron los hechos.

Fuimos inmediatamente al lugar del hecho con mi equipo y vimos que todo era verdad. Todo encajaba. Ella nunca había disparado al cuerpo. Disparó como advertencia hacia un lugar seguro, ya que no lo tenía a su ex marido en su rango visual. La bala rebotó contra una reja, se fragmentó en varios pedazos y uno de ellos impactó en la víctima. 


El lugar del hecho. Fotos de la defensa pública

Perito balísitico de la defensoría pública

Allí empezamos a construir nuestro caso, a buscar la prueba, ver si esa prueba se correspondía con esa narrativa. Sabemos bien que eso no siempre pasa. Pero en este caso sí tuvimos una coherencia con el relato que nos dio Magalí. Fuimos los únicos que lo tuvimos, porque la fiscalía no trabajó este dato. Para mí es muy importante el relato de ella con la prueba que finalmente nosotros presentamos en el juicio. Mi formación en litigación diría que hizo toda la diferencia. Poder llegar el día del  juicio y explicar una historia sencilla y creíble que se entienda, explicar la teoría del delito a través de los hechos, que es lo que te enseñan también en estas clases de litigación, para poder llegar a la persona que no estudia o que no sabe derecho. 

Nuestro objetivo de máxima era la absolución y, si no se podía, que la condenaran por un homicidio culposo, que fue lo que sucedió. Pero la salvamos de la prisión perpetua.


Vanessa en la Escuela de Litigación, capacitándose.

AAJJ: ¿Vos le recomendarías a los abogados ir al lugar del hecho antes de hacer un juicio?

Vanessa: Sí, es muy importante. Es clave. Y más si es en un juicio por jurados, porque así conocés sin que nadie te cuente cómo es el lugar en donde ocurrieron los hechos y "podés llevar mentalmente" al jurado hacia ese lugar.

AAJJ: ¿Por qué no nos contás qué hicieron ustedes en este caso?

Vanessa: Magalí me contó su historia, lo que pasó ese día. Yo empecé a preguntarle acerca de lo que pasó antes, su historia anterior de maltrato de él hacia ella que hizo a que llegáramos a este día y a ese desenlace. Con esta data nosotros en la defensoría -que es completamente autónoma- tenemos un equipo que se llama “Servicio de Gestión Penal”. Está integrado por distintos tipos de profesionales, son abogados, licenciados en investigación, criminalísticos, médicos legistas y les transferimos también esa información y ellos nos empezaron a recomendar líneas de prueba, de qué hacer, porque cada uno sabe en su ciencia. 

Lo que se hizo fue ir al lugar del hecho; a partir de que ella nos cuenta cómo fue ese disparo intimidatorio que ella efectúa, que piensa que lo hace un lugar seguro y, bueno, que lamentablemente ese disparo no fue hacia un lugar seguro, sino que rebotó contra la reja, se fragmentó y pasó lo que pasó.

 



En el lugar del hecho tomamos las medidas, nos posicionamos en el lugar que nos contó Magalí, recorrimos toda la casa, sacamos fotografías, se trabajó con mucho detalle en ese lugar. Los criminalísticos y el especialista en balística también hicieron mediciones: fabricaron también un aparato para simular los disparos, se hizo todo un trabajo de campo en relación a lo que Magalí nos aportó. De hecho, lo más importante acá, lo fundamental fue ir al lugar del hecho, posicionarnos en esa ventana en donde Magalí nos contó que pasó todo, posicionar a otra persona X en el lugar donde estaba el marido de ella y constatar que esta situación (y lo que ella nos contó) pasó tal cual. Fue así. 


La defensoría pública en el lugar del hecho

La clave del caso. Los jurados acompañaron de manera unánime


Eso también lo recreamos en la audiencia de juicio. Nuestro Servicio de Gestión Penal llevó una maqueta que simulaba la ventana y la pared.  Lo hicimos. Se colocó a uno de los jurados, que se ofreció voluntariamente a pararse en el lugar donde habría estado Magalí y el criminalístico se puso en el lugar donde estaría la pareja.  Allí pudimos probar que, efectivamente, Magalí NO TENÍA una visión hacia ese lugar. Pudimos corroborar así esta historia que nosotros prometimos en el alegato de apertura.


La maqueta que armaron los peritos de la defensa


Por eso remarco lo importante que fue estar en el lugar del hecho. Es indispensable; porque, a partir de allí, surgió naturalmente toda la prueba que nosotros trabajamos y que, yo creo, fue fundamental al momento de la decisión. Mi desafío era ejecutar correctamente esa prueba en el debate.

De hecho, te cuento una “perlita”. La fiscalía había ofrecido un gráfico que les hizo un planimétrico, en donde ubicaba a las dos personas de frente. Cuando el jurado estaba deliberando, nos llega un pedido desde adentro del jury room: el jurado pidió ver otra vez esa planimetría. Se la dieron. Nosotros consideramos que allí el jurado terminó de darle la razón a nuestros peritos. Ellos ubicaron en el lugar correcto a Magalí y a la víctima después de explicar la trayectoria del disparo y todo lo que pasó. Descartaron por completo la tesis fiscal.

AAJJ: ¿Qué sentiste cuando el jurado por unanimidad dijo que era un homicidio culposo?

Vanessa: (Sonríe) Primero no lo podía creer, todo el mundo me dijo “¡Ay, tu carita cuando vimos el video!”. Es como que me sorprendí. Me dio sorpresa, alegría y después, cuando escuché que fue por unanimidad, no lo podía creer (sonríe). La verdad es que, en cierto punto, esperábamos ese resultado pero nunca por unanimidad. Esa es la verdad. No lo esperábamos por un 12 a 0, porque también vamos percibiendo la mirada del jurado y demás.... como que no sabíamos para donde podían salir.

Así que creo que mi cara fue muy elocuente (sonríe). Pero fue una sorpresa muy grata y satisfactoria de acuerdo al trabajo que presentamos; ¡fue buenísimo! (sonríe).

AAJJ: Ahora después que pasó esto ¿cambiaste tu visión del sistema de juicio por jurados?

Vanessa: Fue mi primera experiencia. Nunca antes había estado en un juicio por jurados. Me quedan las ganas de seguirme comprometiendo con este tipo de juicios y transmitirles a mis colegas de que, si el trabajo es serio desde el inicio, se pueden obtener buenos resultados.  Aprendí que el jurado está siempre atento, el jurado te presta mucha atención y al jurado no le podés vender cualquier cosa. Es imposible. Hay que estar ahí para vivirlo.

AAJJ: Todavía tenemos que lidiar contra prejuicios de intelectualoides y elitistas de café que ni idea tienen de lo que significa litigar en un juicio real. Es gente que considera que, para poder ganar en un juicio por jurados, hay que "actuar", "saber oratoria", en fin, hay que “emocionar al jurado, hacerlo llorar”. Por supuesto que estamos completamente en contra de esta visión que parecería poner al jurado en el lugar, no sé… “de tontos espectadores de una telenovela venezolana a las 3 de la tarde". Entonces, en tu experiencia ¿el jurado se convenció por las pruebas o por cómo "vos actuaste"?

Vanessa: Pero, no... por favor. Al jurado hay que plantearle una hipótesis que vos puedas probar, porque eso te lo cobran al final. De manera indefectible. Si vos no sos coherente en lo que le planteás al jurado con lo que después le vas a mostrar, mejor ni te presentes al juicio. El jurado no va a votar tu alternativa. En este caso, nosotros fuimos coherentes con lo que planteamos al inicio y después eso lo corroboramos al final. Nunca nos apartamos de la teoría del caso. Jamás. Le fuimos repitiendo la misma historia que planteamos al inicio, pero ahora acompañándolo con la prueba que llevamos. Ellos la vieron, nadie se las contó. Fue difícil el trabajo del jurado, teniendo en cuenta que tuvimos abajo toda la semana bombos, gritos, pancartas. El jurado se pudo abstraer de eso. Se concentró en lo importante y verificó nuestra tesis probatoria. 


Escuela Latinoamericana
de Defensores 2019


AAJJ: ¿Qué cosas no te salieron bien en este juicio?

Vanessa: Hubo un alternativa para la absolución que no pude probar: la legítima defensa por violencia de género de él hacia ella. No pudimos traer prueba fuerte. Yo al final fui honesta con ellos y se los dije abiertamente. “De esto ustedes no tuvieron una prueba directa, pero sí tuvieron prueba circunstancial, prueba que rodeó y que demostró de alguna manera esto”. En eso yo fui muy sincera con el jurado y yo creo que eso también vale, porque el jurado es el que ve la prueba a lo largo de los 5 días del juicio y no le podés cambiar la versión, no le podés decir que un testigo dijo otra cosa en lugar de lo que ellos escucharon. Así que yo creo que hay que ser muy serios en esto y no valen ni los sentimientos, ni las bellas palabras, ni cualquier "acting" que vos hagas frente al jurado, si después no lo vas a poder corroborar con la prueba. Tiene que haber una coherencia en lo que vos le planteás y lo que ellos van a ver después, porque perdés credibilidad también con ellos. 

A nosotros los defensores nos cuesta a veces tener credibilidad, porque generalmente está instalado que el defensor va a ir a mentir por defender a su cliente. En este caso, el jurado se dio cuenta de manera unánime que todo lo que le dijimos pasó así; o por lo menos ellos pudieron verificar que la prueba que le trajimos confirmó cada una de nuestras proposiciones, cada una de nuestras propuestas.

El jurado fue muy serio al momento de deliberar. Nos dimos cuenta todos. Preguntaron, tuvieron dudas, nos convocaron a mitad de la deliberación, porque tenían dudas en una de las cuestiones jurídicas. Preguntaron, pidieron ver una prueba que se produjo en el juicio para tener de soporte, se las acercamos... o sea, que deliberaron a conciencia y analizaron la prueba que ambas partes llevamos.


Vanessa y Andrés Harfuch con su ya célebre
y legendario poncho en Neuquén, allá por 2015


AAJJ: Bueno, esto es todo Vanessa. Ahora te hablo de defensor público a defensora pública. Hay veces que cuando se junta todo, se junta un buen caso y se juntan litigantes muy profesionales que trabajan en equipo, los resultados se dan. Yo no sé si hubieses conseguido este resultado con un tribunal técnico. Pero con el jurado ya aprendimos que ellos sí te van a escuchar de un modo no acostumbrado. El objetivo de este reportaje es que los defensores públicos se animen y vean que quizás no van a ganar siempre, pero a veces síAcá una mujer se salvó de ir a prisión por el resto de sus días, a pesar de que la sociedad estaba en su contra. En muchos casos el jurado va a proveer la justicia que no podemos conseguir en un sistema técnico. Cualquier defensor oficial sabe de lo que hablo. Es un sistema en donde por lo general no te escuchan, ni les importa lo que tratás de probar. El jurado es muy independiente y, como decís vos, no los podés engatusar. Es muy difícil. ¡Felicitaciones! 

Vanessa: ¡Muchísimas gracias! (sonríe). Les agradezco un montón que me hayan tenido en cuenta. Para nosotros es un mimo para la defensoría pública y también nos recontra motiva para seguir adelante y es súper importante que la defensoría pública cobre este protagonismo, en el sentido de tenernos un poquito más de respeto en cuanto a la litigación en este tipo de casos. Quisiera agradecer a todo nuestro equipo de la Defensa Pública de Neuquén: Diego Simonelli, que fue mi compañero defensor oficial con el que trabajamos; el Servicio de Gestión Penal a cargo de Horacio Ronda (licenciado en investigación), Fabian Porter (licenciado en criminalistica y balística), Gerardo Tissera (médico legal), Silvio Villagra (psicólogo)y el Servicio de Gestión Penal de Cutral Co (Mariangeles Ocejo y Mario Esperon).